lunes, 26 de octubre de 2009

Urban Violence and Insecurity an Introductory Roadmap

Coroline O N Moser


Dentro del ámbito académico el tema de la violencia ha tomado gran relevancia gracias a los índices cada vez más elevados de crimen, así como de agresión en general.

En las últimas décadas los patrones de violencia en América Latina han cambiado considerablemente. Antaño la violencia se desarrollaba en el ámbito privado, sumergida en el contexto familiar y solapada a su vez por las victimas (en su mayoría mujeres y niños) que toleraban las vejaciones y la impunidad de los agresores, a causa de las dinámicas propias de la comunidad. Cuando esta violencia se extrapola, los índices de criminalidad aumentan afectando considerablemente el estilo de vida de la sociedad.

Los altos niveles de violencia y crimen en las áreas más pobres han significado que este tipo de fenómenos se conviertan en algo rutinario y normal dentro de la realidad funcional, de la vida diaria. Miedo e inseguridad son los estados que caracterizan a muchos ciudadanos.

Empero , aún en la actualidad gran parte de esa violencia social está sustentada en la construcción de la masculinidad y la generación de relaciones de poder . Es bien sabido que el machismo es algo que permea en nuestras sociedades, nosotros como latinos vivimos y procreamos esas relaciones inequitativas de poder en donde el hombre se ensalza sobre la mujer. Siendo justamente los hombres jóvenes, los más involucrados al conformar estas pandillas de incidencia delictiva.

La distinción entre privado y público es lo que realmente ha canalizado la atención de los sectores para observar la victimización de la violencia. Pues en nuestras sociedades mientras la violencia pandillera es inaceptable, la violencia intrafamiliar es tolerada. Minimizando y haciendo natural la violencia en contra de la mujer.

En nuestro contexto cultural uno de los elementos principales lo compone el empoderamiento masculino. Sin embargo, esto no nos permite estigmatizar aun grupo en específico, recordemos que el fenómeno de la violencia esta compuesto por múltiples factores causales que son complejos y dinámicos. Los propios índices nos muestran como hay importantes variaciones con respecto a la edad o género.

Y aunque las sociedades latinoamericanas tienen un serio problema con respecto a la violencia interpersonal, también han desarrollado formas de violencia que van desde lo estructural hasta lo particular. La incapacidad de nuestras instituciones ha generado un acceso inequitativo al poder y consecuentemente un inequitativo despliegue de oportunidades en la vida. Explotación, exclusión, inequidad e injustica son los resultados con los que diariamente lidiamos como sociedad.

Cabe destacar que en la violencia urbana cada entorno desarraiga maneras particulares de crimen y violencia. Por ejemplo las áreas de mayor prosperidad generalmente sufren de crímenes violentos relacionados en gran manera con el robo de vehículos, en la ciudad de México prueba de ello son la colonia Roma o la Condesa. En tanto que los índices de asalto más elevados lo sufren las áreas pobres como ocurre con las colonias de una de las delegaciones más paupérrimas como lo es la Iztapalapa.

No hay una causa en particular que detone la violencia, en vez de eso se encuentra una correlación de factores en diferentes niveles (individual, interpersonal, institucional y estructural) que se combinan para contribuir a los ámbitos violentos.

En los contextos urbanos, se ha buscado encontrar que tipo de crímenes conciernen a elementos como la pobreza o la inequidad. Para América Latina si bien la pobreza a jugado en papel primordial, ha sido la inequidad la verdadera generadora de los elevados índices de violencia.

La exclusión social ha significado un fuerte catalizador indirecto de la violencia urbana. Se ha deteriorado la calidad de vida de la gente, profundizando las brechas sociales y poniendo en conflicto (1) a los diversos estratos sociales.

Como consecuencia los espacios urbanos han sido reorganizados a través de dos aspectos interrelacionados. Primero los niveles elevados de crimen y violencia y segundo la merma de confianza en la capacidad del Estado para proveer seguridad policiaca.

El resultado, la creación de enclaves fortificados, que sirven como nos decía Mike Davids y Teresa Caldeira para fragmentan no solo el espacio sino a la sociedad misma, a causa de la paranoia y el miedo. Provocando el rechazo de los otros.

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(1) Existen importantes diferencias entre la violencia y el conflicto, ya que aunque ambas están relacionadas con el asunto del empoderamiento. El conflicto no necesariamente implica herir a otros de manera física o mental, mientras que la naturaleza de la violencia si lo implica. Los conflictos en muchas ocasiones pueden ser resueltos de manera pacífica.

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