lunes, 5 de octubre de 2009

Fortress

Mike Davids


La nueva estrategia de exclusión basada en las llamadas “comunidades cerradas”, han generado la privatización de los espacios públicos y la segregación de diversos grupos sociales (por raza, clase social, etc.) volviendo cada vez más difícil, una democracia plural en la que los diversos estratos sociales converjan.
Los fragmentos urbanos que se mantienen dentro de muros, plumas y grandes vayas de seguridad, fomentan altos grados de paranoia social. Además de que la seguridad se convierte en servicio que otorga prestigio.
La violencia urbana (forzada por esta disparidad social) se vuelve un elemento que justifica el aislamiento de las zonas residenciales…se busca una protección de los bienes privados, un aislamiento físico, psicológico y material de aquellos que dentro de la ciudad son diferentes al grupo al que pertenecemos.
La era postmoderna va excretando así pseudoespacios públicos que quedan como elementos residuales (centros comerciales, oficinas centrales, ect) y que además están sujetos a su accesibilidad, pues no todos tienen derecho a introducirse dentro de esos espacios. Las interacciones sociales, dejan de verter ese carácter de público al espacio, pues ahora son los espacios los que determinan que tipo de interacción es permitida en los lugares públicos. En otras palabras, se vuelve una sociedad condicionada (por el miedo, por la posición económica , por el poder).
Se homogeniza a las multitudes. La fuerza pública socava todo tipo de manifestación social, se somete la libertad de expresión en función del buen nombre de la ciudad.
De la misma manera se han creado fortalezas, estandartes de la modernidad, que desfragmentan el espacio público a su capricho. Éste tipo de construcciones en su mayoría creada por grandes poseedores de capital vejan, segregan, ignoran a los demás grupos sociales. Son reductos inmensamente vigilados, que protegen a una clase social, por sobre otras.

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