domingo, 6 de diciembre de 2009

urban economy and finding distance

Saskia Sassen

En el contexto actual aparecen grandes bloques políticos-económicos que se sustenta a través de los preceptos globalizadores. Los sistemas financieros penden de las redes de comercio que solo un sistema global puede proporcionarles, la clave para el desarrollo: los sistemas de alta tecnología en comunicación y con ello la complejidad y especialización de los diversos sectores dentro del mercado.

En la actualidad el mercado global es ajeno a las fronteras nacionales . Las interacciones económicas se desagregan de tal forma que las empresas requieren de una multiplicidad espacial que les permita acceder a los diversos mercados en primera instancia y buscar lugares que les faciliten el desempeño de producción como elemento subsiguiente; gracias a esto “el crecimiento de las empresas de servicios y productos de carácter transnacional puede contar con su sede en Nueva York , Londres o París mientras que su producción es satisfecha por la industria manufacturera en cualquier parte del mundo”.

Con ello se genera una demanda abrumadora de servicios en todos los sectores industriales, pues las grandes escalas económicas requieren de una red cada vez más compleja y especializada de capital tanto humano, como político y social.

Por tanto se hace necesaria la vinculación de grandes empresas industriales con empresas especializadas en la comunicación, el transporte, la educación, la cultura entre otros. Alimentando el crecimiento de los servicios a nivel nacional e internacional, pues son los servicios los que generan los canales del comercio.

El sistema económico mundial está sustentado a través del intercambio (de productos, y servicios) de una red corporativa multinacional. Causando que las economías urbanas se vuelvan cada vez más obsoletas y la soberanía del Estado empiece a ser cuestionada. Las ciudades modifican su dinámica y con ello aparece en el espectro nuevas formas de centro y periferia.

Se interactúa a través de lo multinacional versus lo local, el capital ya no se detiene en las ciudades, ni tampoco los productos están destinados exclusivamente a ellas. Las ciudades ven mermado el concepto de centro determinante para una economía nacional y en vez de eso se insertan en una cadena de nodos que facilitan el control espacial. Una ciudad sólo sobrevive si tiene una infraestructura sobresaliente en tecnología además de una amplia gama de inversiones, pero por sobre todo tiene canales masivos de comunicación que generan el intercambio.

Propiciando que la nueva lógica de las ciudades se componga de centralidad y marginalidad promoviendo grandes inversiones en áreas estratégicas “los centros de las ciudades y centros de negocios metropolitanos reciben inversiones masivas en del sector inmobiliario y las telecomunicaciones, mientras que las zonas de bajos ingresos de la ciudad están sedientos de recursos”.

El gobierno cada vez tiene menor injerencia en los procesos del mercado, su capacidad como gestor y regulador se ve reducida. En tanto que el ámbito privado a través de diversas instituciones busca acomodarse en un panorama transnacional.

Productos hipermovibles son el resultado de la tecnología en comunicación, se crea una virtualización del espacio. Los sistemas económicos mundiales ponen énfasis en prácticas de control global que modifica el proceso de producción, organización y gestión del mercado.

No obstante la dispersión tiene lugar bajo la continua acumulación de lugares físicos. Es importante no pasar por alto que las grandes extensiones de comunicación y comercio solo pueden darse con condiciones materiales tangibles “la economía global se materializa en procesos concretos situados en lugares específicos” en donde se requiere una vasta infraestructura que funja como nodo de control (una nueva característica de las ciudades) .

La globalización como un proceso mundial influye no solo a través de aristas económicas. La globalización permea en la cultura, la política, la economía y a su vez las diversas manifestaciones sociales. Lo ideal sería generar ciudadanos cosmopolitas regidos por preceptos de una ciudadanía global que nos hicieran respetar y cumplir los derechos y obligaciones en cualquier parte del mundo a nivele interpersonales y sociales. Una responsabilidad que arroje “cultura de clase mundial”.

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