viernes, 4 de septiembre de 2009

Ciudad de rascacielos

Un poco de la evolución de los espacios urbanos... Tomando el caso de la ciudad de Nueva York, se presentan dos videos y un breve resumen de la lectura de Jennett Richard "Carne y Piedra (Cuerpos Cívicos" que les recomiendo.

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Cuerpos Cívicos.

A pesar de la acelerada explosión demográfica en las urbes, la interacción entre los individuos fue sujeta a una evolución aislada y simplista. Al tomar como ejemplo la ciudad de Nueva York, Jennett ilustra perfectamente ésta aparente contradicción que denota la vida moderna.
La paradoja describe a una sociedad de masas en franca oposición a la del sujeto ensimismado y ausente de su prójimo. El concepto del individuo urbano es marcado por ese silencio en el que se sume dentro de la ciudad.
Relacionarse ya no es parte de la vida en ciudad “la diferencia y la indiferencia coexisten en la vida... El mero hecho de la diversidad no impulsa a las personas ha interactuar”[1] . El discurso se vuelve intrascendental, la mirada prevalece sobre la palabra.
El concepto de individuo cambia radicalmente dentro de éste paradigma moderno, el individuo se encarcela dentro de un concepto propio, que le limita y a su vez le protege de todo agente externo, haciéndole más tolerable los fracasos.
Nueva York es un claro ejemplo de ésta vorágine y vertiginosa mancha que el cambio hace latente a cada momento. Una ciudad que se reinventa y se destruye para crecer. Y que a su vez, está repleta de individuos disociados, de su entorno y que sin embargo están aprehensivos a él.
Llena de una diversidad social y cultural impresionante, Nueva York, dista mucho de tener un centro o una cuadrícula geográfica que la delimite, por el contrario, el cambio y la expansión que la caracterizan la obligan a modificar los cánones centristas que componen a cualquier otra ciudad.
Lo cual en teoría facilitaría la existencia de muchos puntos de contacto social y sin embargo la segregación es latente. Ésta gran ciudad, a pesar de estar compuesta de individuos que son aislados de sus orígenes, no ha logrado forjar una visión cosmopolita entre sus ciudadanos. Por el contrario en ésta urbe se han vuelto más sectarios y excluyentes.


1: Jennett Richard, Carne y Piedra (Cuerpos Cívicos), Madrid, Alianza , 1994, p.381
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Prueba fehaciente del rechazo mutuo, son los ghetos newyorkinos, lugares destinados para segregar a las personas, para estereotiparlos y hacerles vivir un fracaso común[2]. Desechar la suerte del otro, no compartir esa visión mutua es lo que ahora caracteriza a los ciudadanos.
En la antigüedad era inconcebible separar el destino del ciudadano al de su ciudad. Se sabía que todos los ciudadanos tenían un destino entrelazado, por esa pertenencia ese sentimiento de afiliación. Ahora el destino común solo es compartido por aquellos grupos raciales y étnicos que en busca de coherencia y un redescubrimiento de si mismos han tomado actitudes introspectivas[3].
La solución que plantea el autor ante éste tipo de ciudades amorfas, multiculturales y carentes de un núcleo propio y por tanto coercitivo, es cambiar la forma en la que percibimos nuestros cuerpos. Entendidos como entes cívicos, que deben interesarse por los demás por esa diversidad cultural que sale del yo personal, y que tiene la capacidad de expandir los horizontes propios.


Bibliografía: Jennett Richard, Carne y Piedra (Cuerpos Cívicos), Madrid, Alianza , 1994, p. 379-401


2: Dicho argumento está más desglosado en Jannett Richard, p. 392
3: Ibid, p. 396.
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